El ágora del barrio (hoy, Plaza del Carmen)

El ágora del barrio

Un espacio grande conformado por dos vías que no se encuentran: la Calle Embajadores y la Carretera de Segovia

Imagen tomada de nscarambiental.wordpress.com/thecarmentimemachine/

Índice:

 

Observa:

Cuatro edificios:

    1. Una casa molinera entre dos edificios de planta baja y principal. La tapia blanca es la vaquería, el último de estos edificios.
    2. El primer edificio de la izquierda es la casa-fábrica del panadero (1): una vivienda con cuatro balcones -una por habitación- y el mirador central. La fábrica ocupa la parte baja del edificio y se distinguían tres partes: el despacho de pan; la trasera, para entrada y salida de carros (que vemos en la foto); la tahona, con horno, amasadora y mobiliario propio. Destacaba el rótulo con el titular de la panadería, y en el frontal de la trasera figuraba «El Carmen».
    3. En la casa molinera (2) vemos dos negocios:
      1. La entrada al despacho de leche (a la izquierda), que estaba en la galería de la propia vivienda. Un recinto interior con una galería acristalada que hacía brillar los cántaros, las medidas y las garrafas de metal, primorosamente cuidadas y que garantizaban el cumplimiento de las medidas de higiene.
      2. La botica, que también cuenta con la farmacia con escaparate; el laboratorio del titular; la rebotica, que se comunicaba con el despacho de leche mediante una puerta. La farmacia remplazó a la botica a mediados de los años 70 del siglo XX.
      3. Anteriormente, en este local se impartió educación de párvulos con orientación clara dentro del modelo «igualdad de oportunidades» desde edades tempranas. También, en este caso, parte de la vivienda se utiliza como lugar de trabajo.
      4. El tercer edificio (3) es una edificación propia de la época y del barrio.
    4. El bloque colinda con la vaquería (4), un espacio de establos, el lugar de trabajo del ganadero, cuyo producto vendía en su casa, el despacho de leche, siendo otro ejemplo de casa-lugar de trabajo.

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La fuente, mención honorífica

Un espacio de nuestro ágora lleno de vida: el agua del barrio, que saciaba mucho más que la sed de la población
    • La niña muy arreglada es retratada en primer plano al lado de la fuente que representaba al barrio. Lo demás -la torre tan alta, la verja, el palo de la luz, los transeuntes- queda difuminado o muy incompleto. No importa. La niña acompaña a la gran protagonista del barrio. Todos la reconocíamos. Era inconfundible, indispensable, la embajadora de las Delicias. Ella convirtió el lugar en el centro de la barriada. La fuente…

Conviene saber

  1. El agua natural procedía de «Las Arcas Reales», un lugar que encontramos a lo largo de la calle Arca Real, a una distancia considerable de la fuente. El espacio cuenta con un manantial que la ciudad aprovecha desde siempre.
  2. Esta y otras fuentes del barrio aprovecharon el agua de las Arcas, desviando por la calle de Embajadores (y no por la calle Arca Real, como podría creerse) la canalización que abastecía a la ciudad desde tiempo de Felipe II .
  3. El alcantarillado del barrio -agua corriente en las casas- fue muy tardío y lento; no todos los vecinos podían pagar la obra que requería abastecer de agua un domicilio.
  4. Tanto vecinos como vecinas acarreaban el agua de esa fuente: llenaban recipientes de barro -cántaros, botijos, botijas, etc.- que llevaban vacías y volvían llenas al hogar. Ese trasiego hacía del agua un bien escaso, muy estimado, y, si bien era gratuito, resultaba costoso en tiempo y esfuerzo.
  5. Eran numerosas las filas de personas con las ánforas, así que aquellas aprendieron a aprovechar el tiempo conversando, pasándose noticias, contando historias… Todo un proceso de comunicación vecinal alrededor de la fuente. Así, poco a poco, se constituye este ágora del que hablamos.

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El kiosco (5)

  1. El kiosco que aparece en nuestra fotografía constituye el primer puesto estable de prensa de la zona.
  2. El actual es el nieto del que aparece aquí con un toldo. Era muy distinto.

Conviene saber

    1. Es coetáneo con el del túnel de Labradores y, junto al del Paseo de San Vicente, conforman los puntos de venta de prensa a partir del tercer año de la década de los 50.
    2. Hasta entonces, los lectores la adquirían a diario a través de vendedores ambulantes que fijaban sus puntos de venta en ambas puertas de acceso a los talleres de Renfe -puerta de Carretera de Segovia y Paseo de Farnesio-.
    3. Los domingos, que no abrían los talleres, de este servicio de prensa se encargaba un profesional que tenía el puesto en la calle Santiago, que hasta estos lares se acercaba en bicicleta con un fardo de prensa local –El Norte, El Diario Regional y El Libertad-, recorría las calles del barrio pregonando a la vez que preparaba la mercancía, y la clientela se arremolinaba a su alrededor. Era todo un espectáculo y su escenario, las calles del barrio, alumbradas por los primeros rayos de la mañana, que siempre aparecían por la fuente.
    4. La instalación de los kioscos no supuso la desaparición de estas modalidades de venta, sino que subsistió varios años.

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La verja (6)

Una impresionante construcción de nueva planta perimetrea el extenso espacio regentado por la clerecía de la sede episcopal que se integra en el ágora por la parte del sol naciente: el este

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Observa

  • La sucesión alternativa de huecos de puerta con paños de espacios; unos y otras cierran el frente principal del conjunto eclesiástico.
  • El empleo de hierro y de sillería de fábrica con ambos materiales de construcción; el ladrillo no se deja ver en esta parte del templo. Estos dos materiales resaltan en la edificación; en ella quedan integrados unos y otras, y constituye los elementos principales del conjunto arquitectónico de la cerca.
  • Las altas columnas de cada puerta están coronadas por respectivas esferas en una especie de pedestal truncado de base cuadrangular. No así las columnas adyacentes, más bajas y sin elementos esféricos.
  • Los adornos superiores en las puertas metálicas se limitan a formas acorazonadas muy sencillas.
  • La forja aparece en la cenefa de la parte superior de la verja.
  • Para la protección del espacio, se prefirió dar forma lanceada a los barrotes que cierran cada uno de los paños.
  • El ligero cambio de estilo de la verja, después del primer paño a nuestra derecha de la puerta principal, coincidiendo en la parte correspondiente a la casa-vivienda de los clérigos.
  • Una parte de la verja, por el interior, presenta vegetación arbustiva con clara intención de aislar el interior del exterior de la estructura, restando vistosidad al trabajo de forja. Compárese con los paños que no están protegidos.

 

Conviene saber

    1. Los cambios habidos en el encerramiento responden a sucesivas ampliaciones habidas a lo largo del tiempo: la casa sacerdotal fue el primer edificio incorporado al conjunto, después de un tiempo considerable de la inauguración del templo. Mucho después se levantaron sendos edificios escolares y ellos restan vista a la verja.
    2. La esbeltez de la verja parece querer dar por acabada la presencia de ladrillo y dar paso a materiales que apuestan por formas y colores que añaden otra fisonomía a la edificación. El ladrillo se reserva para el templo y el trabajo de forja es distinto al de la época del hierro, tan presente en otras zonas del barrio.
    3. El conjunto arquitectónico de la verja puede suscitar interpretaciones muy diversas …
    4. La verja constituye la parte más visible del conjunto desde nuestro ágora. Con la lejanía va perdiendo predominio en favor de la torre, sus campanas y, sobre todo, el reloj, que aún se hace presente a través del aire de sus sonidos y la silueta inconfundible, que nos hacen saber de su presencia.
    5. A diferencia de otros edificios que también bordean el ágora, esta pieza de hierro y fábrica está integrada en este espacio del barrio que ocupa La Rambla de Villanueva, estructura geológica debida a la presencia de zonas fluviales en la Era Secundaria.

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La senda del Portillo de la Merced. El comienzo en el Ágora

¿Qué nos reserva la verja?

 

  1. La casa sacerdotal: edificación bastante posterior al templo, pero en consonancia con el conjunto y con diferencias evidentes. Destacan:
    1. El diferente tratamiento de ladrillo en relación al templo.
    2. Los dinteles de los huecos.
    3. Las dimensiones de las ventanas, el balcón central, que parece presidir el edificio.
    4. Los huecos ovalados del tramo superior de la fachada.
    5. Las vertientes del tejado.
    6. La puerta de entrada al edificio, que desentona con el resto de la carpintería exterior.
    7. Las variantes de la verja, índice de la segunda fase en su construcción; también varía en la ausencia de vegetación en relación al resto, aspecto que hace resaltar las estructuras metálicas y la edificación clerical.

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  1. La iglesia: esta construcción moderna remplazó a la edificación antigua, la ermita que fue pasto de las llamas en dos ocasiones distintas. Presenta perspectivas distintas dependiendo del lugar y el momento en los cuales se sitúe el espectador.

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    1. La torre constituía el elemento más sobresaliente y, por ello, más representativo del lugar. Es (o era) lo primero con lo que se encontraba quien venía al barrio, fuese cual fuese su procedencia, porque esta sobresalía sobre una barriada de edificios con pocas alturas y en medio de grandes planicies: huertas, praderas, solares, terrenos del ferrocarril. La torre se levantaba en una rambla y esta presentaba a toda la barriada. Su sistema de relojería sirvió a muchos de aparato sincronizador del tiempo, tanto por conducto visual como auditivo. ¿Cuántos infantes aprendimos las unidades y cantidades básicas del tiempo postrados ante las agujas, pendientes de sus cambios y acompañadas de los toques correspondientes a los cuartos asegurándonos de nuestra percepción? El atractivo de la torre no eran en sí las campanas, sino el reloj del campanario, quedando aquellas reservadas para eventos de las prácticas religiosas.
    2. Los otros elementos constitutivos del templo -el baptisterio y la nave central- pierden altura, y solo la proximidad a la puerta del acceso al recinto clerical hacen evidente la igualdad de estilo de la cúpula del primero con la de la torre: tienen un tejado de escamas de arcilla bien tratada y dan un atractivo singular a la edificación -nos recuerda a la torre de La Antigua, salvando las diferencias debido a las distintas épocas histórico-culturales-.
    3. En el frente de la nave nada sobresale; es de trazos simples y solo pretende que el coro reciba la luz del sol poniente por la entrada, formada, tras una escalinata, por arcos de medio punto hacia el interior, apoyados en una pequeña columnata en cada uno de los laterales. Clausura la fachada principal del templo.
    4. Destacó siempre la frondosidad del espacio que media entre la verja y la subida al templo: una sucesión de árboles y arbustos que jalonan el empedrado del pasillo central constituyendo un acceso que resalta el recinto e invita al visitante a tomar asiento en las bancadas laterales. Este espacio fue siempre el atrio con su función característica de socialización de las gentes.

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  1. Escuelas del Ave María.

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    Todos juegan donde al terminar el recreo trabajan.
    1. Parte de la verja con tres puertas de hierro.
    2. Las columnas que delimitan cada puerta y su coronación.
    3. En el panel de la parte derecha, está dibujado un mapa, porque las clases se hacían al aire libre, una iniciativa didáctico-educativa propiciada por el fundador de la institución, Manjón, que fue seguidor de la Escuela Nueva.

 

Conviene saber

  1. Respecto a las Escuelas del Ave María.
    1. Las Escuelas del Ave María fueron una institución escolar cuya construcción se presentó como un deseo sentido por la autoridad eclesiástica durante la inauguración de las escuelas nuevas (hoy, colegio Miguel de Cervantes) ante las autoridades del nuevo régimen y representación de la administración educativa como escuela parroquial (siguiendo a Luis de Frutos), y que probablemente aludía así a la modalidad de enseñanza que impartió la iglesia en tiempos de la Edad Media, «Escuelas Parroquiales», que surgieron al amparo de los templos con la pretensión de erradicar el analfabetismo de la población a través, principalmente, de lecturas con mensajes cristianos. El proyecto de construcción pronto se hizo realidad por la puesta en marcha de la nueva institución escolar, la cual optó por el modelo que entonces ofrecía una remodelación de la educación, preconizado por Manjón como variante de la Escuela Nueva y que se adaptaba al catolicismo. Ese movimiento pedagógico suponía un giro copernicano en el aprendizaje: del logocentrismo (centrado en los conceptos y nociones) al puericentrismo (centrado en los intereses, necesidades y capacidades del alumnado); de la «escuela para la vida» a la escuela vida; del «niño para la escuela» a la escuela para el niño.
    2. Esos cambios requerían grandes espacios, y en este caso contaba la clerecía con el recinto parroquial: trabajar al aire libre, construir mapas murales en el suelo o paredes, para después desplazarse dentro de ellos, simular situaciones de compra-venta, orientarse en el tiempo y en el espacio… solo podrían llevarse a cabo en la planicie de aquel espacio. Detrás de la verja. La escuela del barrio fue patrocinada por la empresa ferroviaria, y la institución eclesial ofreció en exclusiva puestos escolares para los hijos de los ferroviarios, que más tarde extendió a toda la población, así como a las niñas, ampliando para ello las instalaciones.
  2. En el mismo recinto de las Escuelas, se celebró la Feria Provincial, primero, y Regional, después, impulsadas por la clerería, coincidiendo con las fiestas del barrio. No llegaron a cuatro los certámenes, pero constituyeron un aporte decisivo de la archidiócesis de Valladolid a los inicios del desarrollismo que se avecinaba en aquellos tiempos.

En ella se mezclaban pequeños empresarios, principalmente del barrio, con firmas de mayor prestigio, y todos ofrecían las últimas novedades del mercado nacional. En muchos casos los artículos eran de fabricación propia, principalmente los relacionados con los nuevos carruajes (remolques y otros). La maquinaria agrícola, de fabricación local y provincial, se hizo notar en estos certámenes.

  1. Asimismo, ocasionalmente allí se plantaba una carpa de circo, que servía para cubrir el ocio del vecindario, con programación cultural como, principalmente, obras teatrales de reconocidos autores. Los jueves se dedicaba la sesión de tarde a los más pequeños, con demasiada algarabía durante el desarrollo del espectáculo, gracias en parte a que el precio de la entrada estaba al alcance de la mayoría.
  2. Como vemos, la iglesia, poco a poco, con el pretexto de su obra social, va a tratar de acaparar la educación y también el ocio de las personas que aquí viven.

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El aforo del Ágora

El Ágora (hoy, Plaza del Carmen), presenta a sus vecinos porque estos han sido los mejores aliados que ha tenido y los que la han acompañado siempre

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En la fotografía podemos ver:

  • La edificación de Benavides (1).
  • La iglesia conventual, que se prolonga con el propio convento (2).
  • Las escuelas nuevas (3), una conquista del barrio en favor de la educación, que se construyó antes de la República, aunque se inauguró durante esta, sirviendo más tarde a los creadores del nuevo régimen, el nacionalcatolicismo.
  • Detrás de las escuelas nuevas, el lugar de trabajo de los padres de los niños, los talleres generales del ferrocarril (4): un espacio que, desde el siglo XX, aísla el barrio del centro de la ciudad.

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