Presupuestos participativos 2019… Ya están aquíiiii

Pues otro éxito del Ayuntamiento. Tras transmitirnos las abrumadoras felicitaciones recibidas por el gobierno del Consistorio por gracia del proceso anterior, los ecos de la sala nos repitieron bienvenidas y proyectos (no es cierto, estamos mintiendo como  bellacos, el teatro del Centro Cívico Delicias no produce ecos por más vacío que nos lo encontremos).

El caso es que al parecer una cuarentena de personas en una Zona de unas 70.000 representa el mejor augurio para un proceso cuyo periodo de presentación de propuestas por parte de la desinformada ciudadanía comienza este lunes. Pues vale.

Durante algo más de media hora, que no se hizo larga, en honor a la verdad, nos expuso la temporalización, asegurando que habían incorporado diferentes propuestas de mejora hechas por la ciudadanía, sus representantes asociativos y la empresa que llevó el proceso el año previo; tuvo la virtud de no explicar ninguna, y los asistentes la pereza de no inquirirlas, en un ambiente enrarecido. Eso sí, un millón más y diez zonas en vez de las ocho del año pasado, pero ni las mencionó ni aportó criterios.

Algo más de un tercio de las personas allí presentes sorprendimos al parecer a nuestro interlocutor con la noticia de que ni siquiera habíamos recibido la “carta” con la información necesaria para asistir a la reunión; atribuyó las culpas a la empresa repartidora, pidiendo disculpas, eso sí, de parte del Ayuntamiento..

Y esto, después de una intervención gloriosa que fluyó a esta velocidad (no es textual):

«Ahora, si alguien tiene alguna duda que pueda resolver y si nadie tiene pasamos a la formación de la Mesa de Zona».

Bueno, alguna duda hubo –cuando logramos reaccionar–, sobre todo técnicas: cómo redactar las peticiones para que no te las echen abajo; qué tipo de propuestas (de nuevo, inversión); cuándo enviarían la carta para votar; la posibilidad planteada de votar en urnas, no solo de manera telemática, y poco más. Pensamos que, visto el percal, nadie tenía demasiadas ganas de perder el tiempo, y algunos aún teníamos un par de horas de reuniones por delante.

Finalmente, se formó la Mesa de Zona, y charleta intrascendente mientras nos decidíamos a salir.

Hablando un poco en serio, sorprende la falta de audacia que tiene este gobierno municipal para asumir fracasos. Todas hubiésemos salido más esperanzadas si simplemente hubiera dicho algo así: “sabemos que hoy en día la participación está de capa caída, es difícil que las personas se involucren en lo público, y no sabemos cómo revertir ese proceso aunque lo intentamos por todos los medios a nuestro alcance”. En vez de ello, insisten en lo bien que todo está hecho, en sus magníficos resultados pasados y en lo importante que es para ellos la participación. Bueno, en realidad, no sabemos si por agotamiento o por romper la barrera de la sinceridad, sí hubo un momento en que expresó la idea básica que había quedado de manifiesto el año pasado –y hablo siempre de Delicias, sobre el resto no oso pronunciarme–: quienes están llevando esto para adelante, en cuanto a la transmisión de la información al vecindario, el aliento para que otros participen, la aportación de propuestas, son algunas personas y entidades concretas. Así que, reconocido esto, más allá del gasto oficial en información y promoción (y el trabajo de los escasos empleados del Centro Cívico), pronunció las únicas palabras que realmente tuvieron sentido, al menos para nosotras (como antes, tampoco son textuales, es lo creímos entender):

«Si queremos que esto funcione, tenemos que implicarnos, porque estos presupuestos participativos son una excusa para facilitar la reflexión de cada una de nosotras acerca del lugar donde vivimos, de sus necesidades y de sus potencialidades».

El problema, a pesar de estas bonitas palabras, es que resulta difícil fiarse de un Ayuntamiento que saca reglamentos de supuesta convivencia que penalizan cualquier modo de participación no controlada al milímetro por ellos.

Si realmente queremos participación, más nos vale que participemos, y lo primero bien podría ser tratar de eliminar ese reglamento que nos lo dificulta en el día a día.

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