Llega el veranito y comienzan las votaciones de los Presupuestos Participativos del año que viene, 2019. Entre el 20 de junio y el 4 de julio, a votar. Este año se han preparado voluntarios en los Centros de Personas Mayores para ayudar con las votaciones electrónicas a quienes en principio pudieran tener más problemas con ellas. Hasta donde puedo decir, tras hablar con distintas personas, esta vez el código ha llegado a las casas con tiempo para que la gente vote.
Así pues, qué bonito.
Vamos a ejercer la democracia, y ¡desde los 16 años! Seguramente, todas esas personas que no se enteraron en enero de que podían mandar sus propuestas ahora van a ejecutar su voto democrático para respaldar a sus vecinas y vecinos, tras las masivas asambleas informativas de menos de 100 personas en las que quedó claro (al menos en Delicias) que el personal aún no termina de asimilar el proceso, y se lanzó alegremente a sugerir propuestas de mejora ante la mirada sufrida de los técnicos.
A ver, entendemos que no todos los procesos concitan tanta emoción como que el Pucela regrese a Primera, pero igual algo falla a la hora de potenciar la participación; para no ir más allá del propio proceso interno, es decir, de la gente «ya enterada e implicada en el proceso», una cosa a tener en cuenta podría ser que en unos presupuestos que se reducen a inversión y mejora, un gran número de propuestas son básicamente de mantenimiento; otra cosa, en la que ya he insistido en anteriores entradas, es que en este barrio las necesidades son enormes, y se puede leer un buen panorama de ellas simplemente mirando todas las propuestas que se han considerado inviables en este proceso (lo que no aporta optimismo, precisamente).
A lo anterior se puede sumar que varias de las propuestas priorizadas por la Mesa de Zona Este 1 ni siquiera fueron valoradas por los técnicos del Ayuntamiento, arguyendo falta de tiempo. Ridículo o burla, no hay más opciones. Una de ellas merece especial atención, y es la de poner paneles en la vía pública para que las entidades sin ánimo de lucro coloquen sus carteles y publicidad; desde el Ayuntamiento se ha quedado «sin decidir», cuando en la propia normativa del Ayuntamiento viene explícito: «Para facilitar el ejercicio de la libertad de expresión, el Ayuntamiento habilitará en los distintos barrios espacios, paneles o soportes de uso gratuito específicamente dedicados a la difusión de actividades, campañas e iniciativas sin ánimo de lucro. Estos espacios, paneles o soportes se ubicarán en calles y plazas de especial tránsito peatonal, así como en puntos de relevante afluencia o atracción de público. (“Ordenanza Municipal de Protección del Medio Urbano” BOP Valladolid n° 40, de 26/02/2018)» Es cierto que la propuesta era más ambiciosa, pues solicitaba los paneles en todas las calles, pero no les hubiera costado nada ofrecerse al menos a cumplir la ley (en el proceso, nos aseguraron que habría un apartado para la «modificación de propuestas» por diferentes motivos justificados, de modo que quien vote sepa lo que se pedía en un principio y su redacción final).
Por otro lado, la nueva segmentación de la ciudad resulta extraña. Zonas tradicionalmente abandonadas y que cuentan con cerca de 50000 habitantes como Este 1 reciben la misma cantidad que otras zonas con la mitad de habitantes y más nuevas.
Sumemos a esto la desconfianza provocada por el retraso en la implementación de las obras votadas el año pasado (la mayor parte del vecindario ignora que se debe a un retraso en la votación de los Presupuestos Municipales, lo que incide en la falta de comunicación del consistorio), y tenemos un cóctel que no invita al éxito (aunque, tal y como lo venden nuestros políticos, será un éxito pase lo que pase, a menos que se nos caiga el cielo encima o alguna otra catástrofe; o incluso así,…)
A pesar de todo, desde aquí invito a la participación, como lo hice a la hora de presentar propuestas. Algunas cosas se han mejorado desde aquel «Pa’ ser la primera vez», otras siguen igual. Pienso que es un paso pequeño, pero es un paso hacia adelante si queremos implicarnos en construir una comunidad más fuerte y crítica.
Participación aquí y participación sobre todo en el día a día, en las asociaciones, sindicatos y entidades que desde nuestros barrios trabajan diariamente para que no nos cuenten milongas, para defender lo público, para mejorarlo, para denunciar lo denunciable (la normativa de convivencia citada en esta misma entrada, sin ir más lejos), para construir nuestra vida cotidiana desde las vecinas y vecinos, porque el desarrollo que cuenta es aquel en el que nos implicamos vitalmente.
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