El pasado 20 de noviembre tuvimos un breve encuentro en el Centro Cívico Delicias con la concejala de barrio Charo Fernández, dentro de la Semana Cultural de la Asociación Familiar Delicias.
La concejala del barrio Delicias empezó explicando que ni tenía una concejalía de verdad ni dedicación exclusiva, suponemos que como contexto que contuviese la explicación de por qué casi nadie en la sala la conocía (apenas cuarenta personas de las más de 40.000 del barrio), abundando además en que ella no era de las que iban saludando por ahí «¡Hola, vecino!», sino que, aprovechando que vivía en la zona, daba paseos con su pareja para visitar obras. Incidió además en que su concejalía era «light», y que se debía a que tanto ella, del PSOE, como otro concejal de la coalición de gobierno, al no poder disponer de más concejalías (suponemos que de las de verdad), habían sido destinados a estos menesteres.
Tras bucear un rato en ese pozo, la presentadora del evento le echó algo más que un cable, pidiéndole que relatara sus funciones a ese más que anonadado público que a esa hora ya lae escuchábamos fascinados, a lo cual ella respondió con una enumeración vacilante, «escuchar, atender, canalizar, hilo conductor, discutir y votar», momento en que al fin vio el cielo y explicó la importancia de su voto en un gobierno municipal que tiene una mayoría mínima.
A partir de ahí, asistimos a una crítica de los presupuestos participativos, al parecer como si no fueran con ella, hasta que reconfiguró su pensamiento corporativo para concluir que habían ido bien; confortó con su apoyo a quienes denostaban los nuevos contenedores de basura orgánica con agujero abierto; se sumó a los que pedían el endurecimiento de las penas y al control policial para los dueños de los perros incívicos; culpó exclusivamente a Montoro por la falta de personal en policía, limpieza y en los CEAS, aunque anunció que iban a incrementar la plantilla de los primeros (y se han sacado tres puestos de educador comunitario, en honor a la verdad); no cortó las alusiones racistas a las minorías, contra las que por supuesto no tenemos nada, pero… son muy sucios, desorganizados y ocupan mucha calle; casi pareció coincidir en el maltrato que desde el público se consideró que el PGOU da al barrio, aunque por supuesto ya se hará lo mismo que en el «29 de Octubre» de Pajarillos cuando este termine y, respecto al ferrocarril, pues sí, no y además lo contrario.
También nos informó amablemente de que acerca de volver a abrir el centro de especialidades, que depende de la Junta de CyL, nada de nada (lo que no nos queda claro es qué hizo por impedir su cierre o al menos por denunciarlo públicamente cuando aún estábamos a tiempo).
Defendió la apuesta por el barrio desde asuntos sociales y el Gobierno Municipal en general, aunque manejaba datos diferentes a los que la propia concejalía suministra a los medios, y no pudo vender la supuesta inauguración del CEAS Delicias –-aquí debemos admitir, porque ante nuestra insistencia en que nos mostrase el convenio, lo hizo, que tenía razón al decir que este convenio entre un banco, Cáritas, Casa Aleste y el Ayuntamiento suponía este año que la financiación no era totalmente privada, y que 15.000€ son públicos, los mismos que no pone el banco, cuya aportación ha descendido a 35.000€; lo que no supo fue explicar a qué se debía ese cambio, y solo exclamó con sonrisa iluminada «¿ves?, ya no es todo privado?»; en todo caso, como solo disponíamos del convenio anterior, motivo por el cual habíamos insistido en la privatización, reconocemos nuestro error cuantitativo; el cualitativo, cuando nos demuestren que «todo» es público–.
Y la verdad es que no podemos añadir mucho más. Eso sí, ya acabada la reunión se mostró dispuesta a que la invitásemos a las reuniones de Red Delicias, entidad emergente del asociacionismo del barrio. Pues invitada está, claro que sí, que la Red está abierta a la participación de todas las vecinas y vecinos de Delicias en igualdad de condiciones.
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