por José Centeno
El Barrio de Delicias de Valladolid se formó de inmigrantes españoles desde su nacimiento en 1860 con la llegada del Ferrocarril. Saliendo a Segovia por el Portillo de la Merced (actual túnel), llamado así por el nombre del antiguo convento en este sitio, todo era campo cultivable a ambos márgenes del camino a Segovia. Finca de Canterac, viñedos, huertas, terrenos de Vegafría, Caamaño o Villanueva.
Llegan inmigrantes de las provincias limítrofes, en 1860, a trabajar a los Ferrocarriles del Norte de España, hoy RENFE-ADIF. Vienen ingenieros franceses y españoles, y obreros especializados de los Talleres de ferrocarril de Delicias de Madrid. Estos pondrán en marcha los talleres de Valladolid. Se construyen para ellos las primeras viviendas junto al hoy túnel, frente a la entrada de los talleres. En el libro de bautismos de la parroquia de San Andrés (barrio semimarginal entonces y no de buena fama) consta el origen de las familias que pedían el bautismo. La mayoría eran campesinos de la provincias limítrofes. Vienen a trabajar a estos talleres donde hubo hasta 2000 obreros y a otras industrias auxiliares como Miguel de Prado en la cercana calle Tudela. Después de la guerra, en los años 1940, se instalan alrededor de Delicias industrias como Autógena Martínez, FADA, Viguetas Castilla (Almacenes Cámara), Azucarera Santa Victoria, Fundiciones Gabilondo, luego Enertec y Beloit. En 1953 llega FASA junto al Arco Ladrillo y sus factorías hasta Laguna.
En los años 50 y 60 llegan Sava-Enasa-Iveco,Tecnauto, Motransa, Monel, etc.,. que atraen millares de inmigrantes rurales de las zonas deprimidas y pobres de Castilla y Extremadura. Muchos se instalan en Delicias cerca de estas fábricas. Otros emigran al País Vasco, allí llamados «maquetos», a Madrid, a Cataluña, donde les llaman «charnegos», y a Francia, Suiza, Alemania. Eran nuestros padres, tíos, hermanos y abuelos. Allí habitaron al principio en barracones colectivos, naves, casas abandonadas de los barrios obreros. Saint Denis, en Paris, era en 1965 un inmenso barrio de «bidonvilles» (chabolas) de argelinos, turcos, españoles, italianos, etc. En los años 1960 nos abandonaron 50.000 castellanos.
Pero estamos en Delicias. Aquel barrio de 10.000 habitantes durante la guerra, la mayoría eran familias de ferroviarios, en los años 70 somos ya 42.000 habitantes. Se almacenan –nos almacenan– en nuevos bloques de ladrillo como colmenas en calles estrechas, sin asfalto, sin escuelas, sin parques, sin servicios. Son los pisos de muchos de nosotros. Las calle Caamaño, Hornija, Arca Real, Embajadores… y también los 189 minipisos de las Viudas, los 600 de Aramburu y los 400 del poblado de Canterac. Logramos pagar y mejorar nuestras viviendas haciendo horas. Con nuestro esfuerzo organizativo conseguimos el asfaltado, la creación de colegios, parques, Centros Cívicos y de Mayores, piscinas. ¿Cuánto tiempo y trabajo nos costó? El barrio se modernizó.
Hemos convivido, a veces con dificultad, con los gitanos, cuando habitaban en las chabolas de San Isidro y de los Pajarillos o en casas derruidas. En Valladolid los gitanos han estado presentes desde hace siglos. Ha sido un pueblo itinerante con sus carros. Ahora ya asentados se han trasformado poco a poco. Visten como nosotros, están aseados, no con aquellos harapos en las chabolas o en los carromatos de mulos. Tienen sus pequeños negocios, mercadillos, tiendas. Aún tienen que evolucionar mucho más.
Estamos en 2019. Nuestros hijos han emigrado a buscarse la vida fuera. Muchos vecinos nuestros se acomodaron en Parquesol o Covaresa. Aquellos que en los años 50 llegaron a Fasa van falleciendo o están jubilados. El barrio ha ido a peor. Está perdiendo población.
Esta crisis no es culpa de los nuevos inmigrantes. Hay que apuntar arriba, a los que visten traje y corbata y mueven los hilos de la economía en pulcros despachos de Madrid, Bruselas, Nueva York o Singapur. Treinta mil inmigrantes desde la guerra han venido a nuestro barrio; de ellos tres mil son extranjeros llegados estos últimos años de África, América o Europa. Tienen otras costumbres, otro habla y algunos son más morenos que nosotros. Los de nuestros pueblos que emigraron a Alemania tenían otro habla distinto al de allí. Eran más morenos que los de allí. Las muchachas españolas trabajaron de criadas en París los años 60 como aquí hoy las extranjeras. Nos cuidan a los viejos. Y son camareras de los bares que frecuentamos. Abren tiendas, fruterías, bares y bazares. También hoy hay problemas de escasez de viviendas dignas o están en mal estado. Están envejecidas.
Nosotros, los vecinos, tenemos que afrontar, una vez más, los nuevos retos de Delicias. Es nuestro barrio, nuestro entorno. Tenemos que proponer mejoras, reivindicar a los poderes públicos como siempre hizo Delicias. Y por nuestra parte tenemos que incorporar a los nuevos inmigrantes en nuestras asociaciones culturales, de vecinos; ayudarles a que hagan propuestas de mejorar el barrio y la convivencia, saludarles con su nombre. Somos convecinos.
Desde hace dos años unas personas donde hay extranjeros y gitanos están estudiando esta nueva situación y los conflictos que se dan, los nuevos problemas sociales, económicos y de urbanismo. RED DELICIAS, integrada por dos decenas de asociaciones del barrio está colaborando. SANTO TORIBIO es uno de los centros de operaciones una vez más. ¿Recordáis los lectores más antiguos los años setenta y ochenta cómo la Parroquia Santo Toribio era motor de convivencia y ciudadanía?
¿Cuántos de nosotros, lectores, hemos nacido en Valladolid? La mayoría hemos nacido fuera. No esperemos nada de las autoridades, ni de los partidos si nosotros mismos no nos ponemos en marcha y llevamos la iniciativa y empujamos. Así ha actuado siempre Delicias desde 1860. Otro día escribiré las primeras reivindicaciones de Delicias allá por 1900 cuando no llegaban mil habitantes.
José Centeno. Abril 2019
Vecino de las Delicias.
Originario de Palencia
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