Presupuestos participativos: ¿asamblea?

Salvo en el ámbito militar, la «asamblea» se entiende como un «ámbito de deliberación», aunque no necesariamente de decisión. El ayuntamiento de Valladolid lo usa, más bien, como «reunión informativa», con preguntas, si eso, que incluso se pueden llegar a contestar y a dar la palabra para que se responda. Pero no era un lugar para «hablar» de nada, menos entre les vecines; era un espacio informativo por parte de dos personas enviadas por el ayuntamiento. Más parecido a una charla o clase magistral, incluso una rueda de prensa, que a una «Asamblea». Pero nos estamos acostumbrando a estos pequeños cambios de significados que, en realidad, resultan un ataque a ciertos conceptos.

Se alegraron de que ahí estuviéramos unas 90 personas (tal vez hasta rozamos, en algún momento, la centena). Ya éramos más que la otra vez, cierto. Teniendo en cuenta que muchísimes vecines recibieron una carta en que figuraba esta convocatoria (de alguna forma, es una carta que confunde más de lo que aclara: hablando con varias personas, pensaron que ese día se votaban las propuestas), que estábamos convocades unas cuarenta mil personas, llenar un aula del Centro Cívico es escaso; mínimo el teatro, mínimo. Pero esa es la participación que quieren, limitada y limitante.

Otro de los datos que sacaron constantemente a relucir fue el alto número de propuestas (individuales) presentadas. Desde varios colectivos, como Asómate, Tejiendo Redes, nosotres, hemos intentado movilizar al mayor número de vecines de distintas realidades para que hicieran propuestas. Y en otros barrios sabemos que pasó algo parecido. Aun así, a nosotres se nos antojan pocas propuestas (de hecho, en la «asamblea» de ayer hubo algunas a viva voz que no se presentaron en plazo y forma, con la insistencia por parte de las dos del ayuntamiento de que este ya no era el momento). Debemos tener en cuenta que mucha gente ni se enteró del proceso (por más que desde el ayuntamiento se insista en la «campaña de información» realizada, muchísimos vecines se enteraron con la carta con el código de votación y el calendario de la existencia de esto de los presupuestos participativos). En otros barrios sí que se vieron carteles en los portales, en Las Delicias fueron escasas las zonas donde los colocaron. Y no fue efectiva la campaña de información, reconozcan eso, señoras y señores del Ayuntamiento, y mejórenlo para la próxima (vamos a admitir dos cosas: el buzoneo de cartas es caro y antiecológico, pero es el mejor medio de información; lo demuestra el ayuntamiento mandándonos todos los años el cuadernillo de fiestas).

Que la asamblea, como tal, no tenía mucho sentido (utilidad) lo demuestra que a la mitad, más o menos, cuando ya la insistencia de «no es para proponer cosas» y «es solo informativa», había dejado claro que de deliberación nada, algo menos de la mitad de los asistentes decidieron que su tiempo estaba mejor empleado en otros quehaceres y se marcharon del aula (en dos o tres turnos, no en bloques).

Mucho hemos soltado y aún no hemos hablado del contenido de esta «rueda de vecines». Hemos hablado de las «personas del ayuntamiento», pero cabe precisar que era una persona del ayuntamiento (una de las jefas del área de participación ciudadana; a los de urbanismo nunca les vimos, a los concejales, menos) y otra persona de la empresa que está llevando todo esto.

Tras una breve presentación y muchas palmaditas a la espalda de uno mismo, contando la sorpresa de la «alta participación» (no salimos de nuestro asombro), explicaron que esta «asamblea informativa» tendría tres partes:

  • Contar todo el proceso hasta la fecha;
  • contar qué propuestas han quedado para que se puedan votar;
  • cómo se puede votar.

La gente, tras esto, comienza a realizar preguntas, un poco sobre quiénes y por qué habían recibido una carta; la persona del ayuntamiento comentó que se habían mandado más de cincuenta mil mensajes de texto (a todas las personas que podrán votar y que en el padrón electoral tengan colocado un teléfono celular… dudamos de este uso de los mensajes) y unas 205 mil cartas con el código (a todes les que no reciben el sms). Aclaró que, en cualquier caso, se puede llamar al 010 para que les den de alta y un nuevo código… cortaron aquí las preguntas para pasar al primer punto.

La explicación fue rápida, y extremadamente exagerada, cuando menos. Hablaron de varias reuniones de la mesa de zona. Redefinamos «varias» para que «dos» quepa sin problemas. Dos mesas de zona y dos asambleas (y siendo generosos con esta última) no son «muchas» de cada. Nos contó que en la anterior asamblea se «eligió» la mesa de zona. Sin querer cuestionar a ningún miembre de la mesa, no fueron elegides, fueron voluntaries. Sin contar que una cincuentena de personas (los asistentes a la otra asamblea) no tienen capacidad alguna para elegir en nombre de sesenta mil. Repitió mucho lo de que se había elegido a los representantes de la mesa, no fue así, que quede claro. Sobre el funcionamiento de las mesas, hicimos una breve nota sobre la primera.

Menciona dos cribas entre las propuestas… alguna más hubo, puesto que lo que salió de la última mesa de zona no coincide del todo con lo que nos mostraron ayer. En fin, comentan el trabajo de la mesa (muestran un papel con los criterios aplicados, pero no los leen) y que quedaron una serie de propuestas, algunas para una segunda valoración y otras como «finales». Explicaron, además, por qué algunas que la Mesa había pasado el ayuntamiento las había rechazado (de forma inapelable y con razones como «ya hay muchas cosas en ese parque», poniendo esta razón como «técnica»). Una de las que estaba en duda sí que comentaron que «se aceptaba» (un carril bici integrado, que una los centros educativos, CC y las plazas del barrio, entre otros puntos importantes).

Tras esta parte, se abrió un pequeño turno de preguntas: una persona se quejó de no ver entre las que pasaron o las otras las que él presentó; hasta que no tomaron nota de sus propuestas («por si hubiese cualquier error»), no dejó continuar la «asamblea». Otras tantas personas se quejaron de que determinadas obras (como pavimentar una calle, a estas alturas aún de tierra) son obligación del ayuntamiento, que no deberían ni entrar en este tema de presupuestos participativos (a esto la del ayuntamiento comentó que así, al menos, se obliga a hacerlo y no cuando el equipo municipal lo decida), unas cuantas personas se quejaron de que esas no son las prioridades del barrio (estamos de acuerdo: se necesita personal y cubrir otras necesidades, no inversión urbanística, que está bien, pero es accesoria a todo lo demás), y otras quejas ya de ejecución actual de obras… también algunas peticiones de más información, a eso respondieron que en la Web habría más información (no supieron dar la URL, dejamos un enlace aquí mismo). La gente empieza a irse.

Desde la representación consistorial se dio la palabra a dos personas integrantes de la mesa de zona, una de estas personas lo primero que hizo fue comentar un criterio extra de la mesa: que hubiese al menos una propuesta por cada barrio englobado en la Zona Este 1 (donde se encuentra Delicias). Explicó alguna cosa más, y señaló que había un proyecto duplicado -con dos nombres-. La otra persona, por su parte, insistió en que eso era una «asamblea informativa», con lo cual, esas quejas, peticiones y demás no tenían cabida; que desde su entidad ya se hacen muchas cosas (dijo el nombre, nosotres acá lo omitimos) y que el trabajo de la mesa de zona había sido todo lo correcto y técnico que se le exigía (nos preguntamos: ¿era un trabajo técnico? ¿Entonces para qué quieren vecines que no lo son?; imaginamos que el concepto que esa persona tuvo de la mesa y el que tenemos nosotres diverge bastante); que hay que respetar las mayorías y tal.

Tras esa intervención, y apurando los tiempos, la del ayuntamiento pasó a la tercera parte de la reunión: cómo se vota. Todas las personas con derecho a voto (residentes en Valladolid mayores de 16 años, unas 260 mil almas) deben haber recibido o una carta o un sms con el código. Desde la web, durante quince días (del 1 al 15 de octubre), uno podrá votar, autentificándose con el DNI y el código recibido (si no han recibido o lo han extraviado, se puede llamar al 010… algo que no dijeron, pero que la plataforma permite, es registrarse con un correo electrónico y listo, luego, en «cuenta», se da a «verificar la cuenta» y piden unos datos extras -fecha de nacimiento, documento de identidad, código postal- y la autorización para verificar la cuenta desde el padrón municipal… pero no exige ni certificados ni nada, ¿acaso podemos votar por otras personas simplemente registrándonos con sus DNI y códigos postales? ¿Cómo comprueban la identidad de quienes llamen al 010?).

Cuando se entra, hay que elegir la zona en la que se quiere votar; cualquier residente podrá votar en la zona que elija, entre las ocho en que se ha dividido Valladolid. El sistema de votación funciona como un carrito de la compra, se van añadiendo elementos y el sistema impide que se supere la cantidad de quinientos mil euros (el tope de gasto por zona). Durante esos quince días, se puede cambiar el voto cuantas veces se quiera, quedando la última configuración guardada el día del cierre de las votaciones (15 de octubre).

Se recuentan los votos por proyecto y se ordenan (de más a menos votos, claro); y acá algo interesante: es un sumatorio continuo. Se puso el siguiente ejemplo: el más votado (P.A) tiene un coste estimado de 100 mil, el segundo (P.B), de 45 mil, el tercero (P.C), de 370 mil, el cuarto (P.D) de 15 mil y así… pues bien, el P.A y el P.B suman ya 145 mil, el P.C se descarta porque con él se superarían los 500 mil euros, con lo que entraría el P.D y los siguientes hasta completar los 500 mil. Este sistema de votos favorece en cierta medida a los que tienen menos presupuesto, al punto que podría salir para ejecutarse el que menos votos tiene (si tiene un presupuesto muy bajo y «llena la canasta» tras el recuento). Desde el ayuntamiento aseguran que hay cierta flexibilidad, que si en el presupuesto final (tras licitaciones y tal) se sobrepasa algo esos 500 mil euros, no habría problema. Lo ideal, desde un punto de vista de la optimización de recursos y la forma en que se ha sobredimensionado alguno (por favor, de salida no pueden poner que un estudio para ver cómo se ejecutaría el proyecto salga por doce mil euros), es que se quedaran por debajo.

Se creará un Grupo Motor de seguimiento de los presupuestos participativos para todo Valladolid con una serie de vecines mal especificado pero en el que estarán, de todas formas, representantes de las dos federaciones de vecinos.

Tras algunas pocas dudas, decidieron que ya se había dado suficiente información y, posiblemente, pensaron que si entrábamos a deliberar esto se convertiría de verdad en una asamblea, y no solo en una «asamblea informativa», sea lo que sea que eso signifique. Se levantó la sesión.

Como siempre, vamos a agradecer la disposición que tienen al preguntarles directamente para contestar en la medida que pueden… nosotres les preguntamos sobre si el voto era secreto y algún que otro detalle más (luego se nos han ocurrido otras debilidades del sistema, mencionadas supra); la persona que estaba presente decía que sí, que en todo caso al ayuntamiento no le interesaba saber qué votaba cada uno, y que era un sistema propio, desarrollado ad hoc para el ayuntamiento (¿seguridad por ofuscación? ¡como si eso nos tranquilizara!). Insistieron mucho en que el sistema está «codificado» (cifrado, entendemos) y que nadie sabe lo que votó cada quién, pero reconocían que no sabían exactamente cómo funcionaba, que eso era cosa de los informáticos.

Nos surgen muchas dudas sobre la seguridad del sistema; ya vemos que no se necesita mucho esfuerzo ni datos para darse de alta con el DNI de otra persona o llamar al 010 en nombre de otro, no hay sistema real de identificación. Por otro lado, que durante 15 días el sistema guarde toda la información totalmente relacionada con una persona en concreto, según cómo se estén manejando esos datos, nos hace pensar que no es realmente un voto secreto. Nos dijo la de la empresa que es el modelo seguido en otras ciudades… ¿y?, el cuestionamiento es el mismo.

Todo esto es secundario a una queja que hemos planteado desde el principio: ni son presupuestos realmente participativos ni se centran en lo que los vecines necesitamos.

Colectivo De Igual a Igual - Delicias

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