Imagen distorsionada del aula durante la jornada de juegos de mesa

Campamento ELE Delicias para adolescencia. Día 9.º

por Abdelilah, Elena, Sergio y Rafa

Esta mañana, para despertar, hemos hecho ¡una carrera de caballos! Eso sí, cada quien en su silla y sin moverse… una persona iba narrando la carrera, y el resto hacíamos los gestos (¡salto!, ¡curva a la derecha!, ¡curva a la izquierda!, saludo, ¡pisar un charco!, ¡posar para la foto final!).

Después hemos jugado muy rápidamente a Naranja y limón.

Hemos escuchado una canción para mover un poco la pierna, el pie, la tibia y el peroné… y recordar los presentes continuos: «Bailando«, de Alaska.

A partir de ahí, hemos tenido una jornada de juegos de mesa para hablar, dinamizados por Jomra.

Tablero de juegos proyectado sobre la pared, mientras Jomra explica la dinámica.

Comenzamos jugando a Portero Baldomero, al que jugamos varias partidas y que gustó bastante.

Paramos para almorzar y seguir relacionándonos más informalmente.

Al volver, y antes de seguir jugando, pintamos un jardín en grupo (por turnos), que va a ser el Jardín de Clase; hay muchas flores y dibujos aleatorios. Tiene dos partes: en la parte de arriba, colocamos en papelitos las cosas que nos han gustado; en la parte de abajo, las que pueden mejorar (abono) o las que queremos que pasen (semillas).

Imagen con un jardín pintado y papelitos sobre él.

El jardín va a crecer a lo largo de las semanas.

Después de esto, hemos jugado a Co-mix. Había que hacer historias rellenando viñetas y contarlas en parejas. Nos ha costado un poco al principio, pero lo hemos conseguido y ha habido muchos aplausos.

Para terminar, y después de apuntar palabras en nuestro Diccionario de Clase, hemos contado una historia oral en círculo. ¡Ha sido muy rara! Empezó en un mercadillo, donde compré un libro mágico. En la página 19 había un hechizo, y con una varita convertí a mi madre en una rana. A la rana le gustó ser rana y se fue a la charca, pero una cigüeña la cogió y se la comió. Dentro de la cigüeña había otra rana, y las dos se pusieron a bailar. Yo cogí una piedra y se la tiré a la cigüeña, pero fallé. Luego cogí la varita e hice desaparecer a la cigüeña, y mi madre cayó en otra charca muy lejos, donde la raptó una princesa, la convirtió otra vez en persona… ¡y la casó con su padre!

Muchas risas.

Nos depedimos por hoy, ¡bslama!

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