Nuevo día de campamento urbano y nuevas actividades. En la parte de lectoescritura hemos practicado los ofrecimientos, así como la aceptación y el rechazo educado, todo a partir de una persona que, ante las preguntas de repaso, ha manifestado que tenía hambre. Así que hemos estado ofreciándonos zumos y galletas, aceptándolo y rechazándolo.
-«¿Quieres galletas?»
-Sí, gracias.
-No, muchas gracias».
También hemos visto la gradación a partir de «tengo hambre»: mucho, un poco de. Asimismo, recordamos las expresiones «también» y «tampoco».
Lo hemos hecho primero de manera oral, con múltiples preguntas-respuestas (ofreciendo los productos), y luego lo hemos escrito de manera individual (con un seguimiento especial a tres personas por parte de los dos voluntarios que hemos acudido hoy), luego de escribirlo en la pizarra. En este punto hemos insistido en que leyeran las personas que más necesidades tienen, apoyándoles en las dificultades de reconocimiento de letras después de la identificación de palabras.
Ya con el grupo de las 11:30, hemos jugado un poco de manera libre y luego hemos establecido unas normas básicas para las salidas: ir en grupo, con tranquilidad, sin gritos y sin copar las aceras, dejando paso para quien viene de frente por su derecha.
A partir de aquí, nos hemos ido al parque de la Paz. Hemos jugado en grupo a «cementerio» y a otros juegos de movimiento. Algunas personas han propuesto juegos que hemos jugado. Se ha pasado una hora rápidamente. Hemos tomado unos zumos y finalmente hemos hecho juego libre diez minutos (fútbol, la mayoría; el teléfono escacharrado, el resto).
Ya de vuelta, hemos recogido bien el material, barrido las migas de las galletas y empezado a reflejar en el jardín el crecimiento de las semillas de deseos que sembramos ayer.
También sigue creciendo nuestro diccionario, poquito a poquito.
La valoración de la mañana ha vuelto a ser altamente positiva por la mayoría.
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