Empezamos con ganas la última semana del campamento.
En la sesión en aula, avanzamos con las acciones habituales y empezamos la hora de manera sistemática. Hay un problema, pues dos personas aún no controlan los números, pero vamos avanzando. Mediante tarjetas con pictgramas de Arasaac, hacemos preguntas «¿A qué hora…?» a veces seriadas, a veces salteadas, en gran grupo y en pequeño grupo. Terminamos escribiendo en la pizarra algunas de las preguntas y respuestas que hemos hecho entre todas, y las copiamos. Por la tarde seguiremos con la lectoescritura.
Una vez reunidas, jugamos a muchas cosas. Para empezar, hacemos parejas y jugamos un campeonato de futbolín a toda marcha, gol y salir, gol y salir. Después de tres rondas, la pareja que gana la última partida es la ganadora.
A continuación, y con las mismas parejas, jugamos a «1 y pato». Una de las personas de cada pareja (1) sale de la sala y la otra (pato) tiene que esconderse. Se apagan las luces, entran todos los 1 y los patos tienen que llamarlos con sus «cuac, cuac». No vale tocar, solo hay que guiarse por el sonido de la voz. A continuación, se cambian los papeles.
Ha sido divertido, aunque algunos cuac sonaban raros y otros no se oían por las risas estentóreas. En general, demasiado ruido, pero la mayoría de las parejas han logrado reunirse.
Luego hemos jugado varias rondas de terremoto y un buen rato a cementerio (como balón prisionero, pero sin equipos y un poco salvaje).
Terminados los juegos, decidimos en grupo que el jueves iremos al Campo Grande y recordamos lo que necesitamos para ir mañana al Museo de la Ciencia. Finalmente, seguimos avanzando en nuestro jardín de deseos, que ya tiene mucho color, soles, mariposas e incluso varias jardineras (o algo parecido).
Deja una respuesta